martes, 3 de julio de 2012



JULIO:  MES DE LA PRECIOSISIMA SANGRE DE JESUS

El Santo Sacrificio de la Misa nos permite recibir
los frutos de la Preciosa Sangre de Cristo.

En esta hora de sangre para la humanidad sólo los rubíes de la Sangre de Cristo pueden salvarnos. Con Catalina de Siena. "os suplico, por el amor de Cristo crucificado, que recibáis el tesoro de la Sangre, que se os ha encomendado por la Esposa de Cristo", pues es sangre dulcísima y pacificadora, en la que "se apagan todos los odios y la guerra, y toda la soberbia del hombre se relaja".
Si para el mundo es ésta una hora de sangre, para el cristiano ha sonado la hora de la santidad. Lo exige la Sangre de Cristo. "Sed Santos -amonestaba San Pedro a la primera generación cristiana-, sed santos en toda vuestra conducta, a semejanza del Santo que os ha llamado a la santidad... Conducíos con temor durante el tiempo de nuestra peregrinación en la tierra, sabiendo que no habéis sido rescatados con el valor de cosas perecederas, el oro o la plata, sino con la preciosa Sangre de Cristo, que es como de Cordero incontaminado e inmaculado" (1 Petr. 1, 15-18).
¡Acuérdate, Señor, de estos tus siervos, a los que
 con tu preciosa Sangre redimiste!

JUAN HERVÁS BENET